El Patito Feo

Había una vez una madre pata que cuidaba con amor su nido lleno de huevos. Con gran ilusión esperaba el momento en que sus pequeños patitos romperían el cascarón. Finalmente, el día llegó y uno a uno los huevos comenzaron a abrirse, revelando a adorables y amarillos patitos. Sin embargo, el último huevo, que era más grande y de aspecto diferente, tardó más en romperse.

Cuando finalmente se abrió, de él salió un patito grande, desgarbado y gris, muy diferente a sus hermanos. Desde el primer momento, todos en la granja comenzaron a burlarse de él por ser diferente. Incluso sus propios hermanos lo picoteaban y lo empujaban, llamándolo "el patito feo".

El patito triste y solo decidió huir lejos de la granja donde había nacido. Durante su viaje, enfrentó muchas dificultades, desde animales crueles hasta condiciones climáticas severas. Pero también encontró bondad en algunos animales que no juzgaban su apariencia y le ofrecieron refugio y compañía.

El patito feo pasó un largo y frío invierno solo en un pantano. Sin embargo, con la llegada de la primavera, algo maravilloso sucedió. Mientras nadaba en un estanque, vio su reflejo en el agua y se dio cuenta de que ya no era un patito feo, sino un hermoso cisne. Las otras aves del estanque lo recibieron con admiración y respeto, algo que nunca había experimentado.

El cisne se dio cuenta de que había crecido hasta convertirse en uno de los seres más hermosos que había visto. Entendió que su verdadera familia era ahora la de los cisnes, donde sería apreciado y respetado por lo que realmente era y no por su apariencia cuando era un patito.

El antiguo "patito feo" ahora nadaba orgulloso y feliz con sus nuevos amigos y familia, sabiendo que su valor no provenía de cómo se veía, sino de la nobleza de su espíritu y la pureza de su corazón.