En el corazón del Bosque Oscuro, donde los árboles altos filtran la luz del día y crean sombras perpetuas, viven criaturas misteriosas y asombrosas. Pero entre todos estos seres, los búhos son los verdaderos narradores de historias.

Blanco, un joven búho de plumas níveas, era conocido por ser el búho más curioso del bosque. Le fascinaban las leyendas que sus mayores compartían durante las frías noches. Pero había una historia que nunca terminaban de contar: la del antiguo búho Ocre y el secreto del bosque.

Un día, Blanco decidió preguntarle directamente a Ocre, el búho más viejo y sabio. Su plumaje dorado y ojos centelleantes albergaban años de sabiduría.

Blanco se acercó con timidez y dijo: «Ocre, he oído hablar de tu gran aventura en el bosque y de un secreto nunca revelado. ¿Podrías contármelo?»

Ocre miró al joven búho, sus ojos brillaron por un momento, y comenzó su relato:

«Hace muchos años, cuando era joven como tú, escuché rumores de un lugar mágico en el bosque donde los sueños se convertían en realidad. Movido por la curiosidad, decidí buscar ese lugar. Viajé por días, enfrentándome a desafíos y descubriendo partes del bosque que nunca había visto.

Una noche, mientras me encontraba en lo más profundo del bosque, encontré una antigua entrada, cubierta de enredaderas. Era la puerta a una cueva brillante, iluminada por luciérnagas. Dentro de esa cueva, descubrí un estanque mágico. Se decía que quien bebiera de sus aguas obtendría el don de ver el futuro en sus sueños.»

Blanco, asombrado, interrumpió: «¿Bebiste del estanque?»

Ocre sonrió, «No, no lo hice. Me di cuenta de que el futuro es un misterio por una razón. Es algo que debemos descubrir por nosotros mismos, sin atajos.»

El joven búho reflexionó sobre las palabras de Ocre y entendió que el verdadero valor de las historias no está en los secretos que guardan, sino en las lecciones que enseñan.

Desde aquel día, Blanco no buscó más secretos ocultos, sino que comenzó a recolectar y compartir historias, enseñando a los jóvenes búhos del Bosque Oscuro que la aventura y la sabiduría se encuentran en el viaje, no en el destino.