La Nube de Algodón y la Luna

La Nube de Algodón y la Luna

La Nube de Algodón y la Luna

CUENTO INFANTIL PARA DORMIR

La Nube de Algodón y la Luna

En el vasto cielo azul, donde las aves revolotean y los aviones surcan, vivía Nublina, una pequeña nube de algodón. A diferencia de las demás nubes, que a veces se tornaban grises y descargaban lluvia, Nublina siempre permanecía blanca y esponjosa, pareciendo un suave trozo de algodón flotando en el aire.

A pesar de su belleza inmaculada, Nublina sentía una profunda soledad. Las otras nubes, ocupadas en sus lluvias y tormentas, no tenían tiempo para jugar con ella. Sin embargo, cada noche, Nublina tenía una amiga especial con la que charlaba: la brillante y hermosa Luna.

La Luna, con su resplandor plateado, siempre había sido una fuente de consuelo para Nublina. Cada noche, cuando el sol se ponía y el cielo se oscurecía, Luna emergía y le contaba historias de los mares distantes, de los desiertos silenciosos y de las montañas escarpadas.

Una noche, mientras compartían confidencias, Nublina le expresó a Luna su deseo: «Quiero ser útil y no solo ser una nube bonita. Quiero ser como las otras nubes y llevar la lluvia a lugares que lo necesiten.»

Luna sonrió con ternura y dijo: «Cada uno tiene su propósito, querida Nublina. No porque no lluevas significa que no seas especial. Observa cómo reflejas la luz de las estrellas y cómo me acompañas cada noche.»

A pesar de las palabras de consuelo, Nublina aún deseaba hacer una diferencia. Una noche, al ver una sequía en una parte de la Tierra, tuvo una idea. Se acercó a la zona seca y comenzó a esparcir pequeñas gotas de rocío sobre la tierra reseca.

Aunque no podía llover como las demás nubes, Nublina descubrió que podía cubrir la tierra con un manto de frescura. Con el tiempo, la zona afectada por la sequía empezó a reverdecer nuevamente gracias a su esfuerzo constante.

Luna, al ver esto, dijo con orgullo: «Te dije que eras especial. No es necesario ser como los demás para hacer una diferencia. Has encontrado tu propia manera de ayudar.»

Con el tiempo, Nublina se convirtió en un símbolo de esperanza para muchas regiones que necesitaban su toque mágico. Y aunque seguía siendo la suave y esponjosa nube de algodón, ahora llevaba en su corazón la alegría de haber encontrado su propósito.

Y así, cada noche, mientras Luna iluminaba el cielo, Nublina, con su brillo especial, seguía su camino, dejando tras de sí un rastro de vida y esperanza.

Preguntas sobre el cuento de Compresión Lectora

1. ¿Cómo se llamaba la nube del cuento?

2. ¿Por qué se sentía Nublina diferente a las otras nubes?

3. ¿Quién era la amiga especial de Nublina con la que charlaba cada noche?

4. ¿Qué hizo Nublina para ayudar a una zona afectada por la sequía?

5. ¿Qué le enseñó el cuento a Nublina?

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