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El Jardín Misterioso
hace 1 año · Actualizado hace 1 año
Había una vez un pueblo tranquilo y apacible llamado Solville. Solville era conocido por sus cálidos días soleados y sus amables residentes. Pero había una cosa que hacía que Solville fuera especial: un gran jardín que estaba en el centro del pueblo. No era un jardín común, era «El Jardín Misterioso».
En Solville, los niños se levantaban temprano, incluso antes de que el sol asomara por el horizonte. Pero no para ir a la escuela, ni para hacer los deberes. Se levantaban temprano para explorar el jardín misterioso. Aunque todos en Solville amaban el jardín, nadie sabía quién lo cuidaba. Las flores siempre estaban en plena floración, los arbustos estaban perfectamente podados y las fuentes siempre burbujeaban con agua cristalina. Pero nadie había visto jamás a un jardinero.
Un día, un niño llamado Leo decidió resolver el misterio del jardín. Leo era conocido en Solville por su curiosidad y su amor por los acertijos. Y el jardín misterioso era el acertijo más grande de todos.
Leo comenzó su investigación observando el jardín desde su ventana. Pasó días y noches mirando con su catalejo, pero no vio a nadie cuidando las flores. Entonces, decidió explorar el jardín por sí mismo.
Una noche, con su linterna y su mochila llena de aperitivos, Leo se adentró en el jardín. Siguió los senderos sinuosos, atravesó arcos cubiertos de enredaderas y caminó alrededor de las fuentes burbujeantes. Y luego lo vio. Un fantasma.
Pero no era un fantasma aterrador. De hecho, parecía amigable. El fantasma flotaba de flor en flor, tocándolas con su mano transparente. Y donde quiera que tocaba, las flores florecían más brillantes y más bellas.
Leo, sorprendido pero no asustado, se acercó al fantasma. «Hola, soy Leo», dijo con una voz temblorosa. El fantasma se giró y le sonrió. «Hola, Leo. Soy Edgar, el jardinero fantasma».
Desde aquel día, Leo y Edgar se hicieron grandes amigos. Edgar le mostró a Leo todos los secretos del jardín y cómo cuidar cada flor y arbusto. Y a cambio, Leo prometió mantener el secreto del jardinero fantasma.
Así, el jardín misterioso de Solville se volvió aún más mágico para Leo. Ya no era solo un lugar de belleza y misterio, sino también un lugar de amistad y aprendizaje. Y aunque los otros niños del pueblo nunca descubrieron el secreto del jardín, todos se maravillaban de cómo las flores parecían florecer más bellas cada día.
Y así concluye la historia de «El Jardín Misterioso», un lugar lleno de maravillas, secretos y, por supuesto, un jardinero fantasma muy especial.
Preguntas de compresión lectora sobre el cuento de terror infantil
1. ¿Cómo se llama el pueblo en la historia?
Moonville Starville Solville
2. ¿Qué hace especial a Solville?
Tiene una escuela famosa Tiene un jardín misterioso Tiene una playa hermosa
3. ¿Quién decide resolver el misterio del jardín?
Edgar Leo Un jardinero
4. ¿Qué ve Leo en el jardín?
Un fantasma aterrador Un tesoro escondido Un fantasma amigable llamado Edgar
5. ¿Qué promete Leo a Edgar?
Ayudarlo a dejar de ser un fantasma Mantener el secreto del jardinero fantasma Plantar más flores en el jardín
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